EL EJÉRCITO NACIONAL EN LAS MISIONES DE PAZ

Uno de los aspectos que siempre ha definido al Uruguay como nación es su vocación de integración al mundo.

Este rasgo de nuestro carácter no se dio de repente sino que es producto de un largo proceso que se inicia desde el propio germen de nuestra nación. Durante la época colonial, a nuestro territorio llamado en ese entonces Banda Oriental, le tocó en suerte convertirse casi sin querer en una zona de choque de dos imperios. Esta realidad impuesta por la geografía y la lógica estrategia de dos estados europeos [España y Portugal], fue forjando nuestra esencia, alimentando el surgimiento de su espíritu nacional con la confrontación, pero también la integración de diferentes realidades.

Con la Patria Vieja, el general Artigas afianzó el concepto de unidad de diferentes pueblos, respetando los derechos de cada uno al conformar la Liga Federal. El reinicio de la lucha libertadora en 1825 solo reafirmó estos principios artiguistas.

Del mismo modo, una vez independizado el nuevo Estado Oriental del Uruguay, su continua acción con los demás países de la región convirtió el diálogo y la integración con respeto de los derechos de cada país en norte de la política nacional.

Es así que podemos afirmar que este legado transforma a nuestro país en una nación de sólidos principios en materia de su relacionamiento internacional.

La no intervención en los asuntos internos de otros países, la libre autodeterminación de los pueblos, la solución pacífica de las controversias internacionales a través del diálogo y la negociación, el multilateralismo y el establecimiento de amplias relaciones diplomáticas por encima de condicionamientos ideológicos, han caracterizado la política exterior uruguaya.

En consecuencia, para nuestro país la única garantía para una convivencia pacífica con el resto de las naciones es la firme, incondicional y plena aplicación y respeto de los principios del Derecho Internacional. Por lo tanto, su acción exterior ha estado siempre al servicio del ser humano, la justicia, la cooperación, la paz y la seguridad.

En el siglo XX y en este naciente siglo XXI, dicho pensamiento ha tenido reiterada aplicación práctica, constituyendo un aspecto destacado la acción por la paz desarrollada en las misiones que le ha tocado participar por diferentes acuerdos y organismos internacionales. En este aspecto es importante indicar que si bien las misiones más numerosas y conocidas son las que se realizan en el marco de la ONU, no han sido las únicas.

En acuerdos de pacificación particulares, nuestro país, considerando que puede afianzar estas iniciativas, ha contribuido en la medida de sus medios, constituyendo el Ejército Nacional uno de los instrumentos para alcanzar tal fin.